12 Sep
12Sep

Parece que aquél futuro que nos prometieron de pequeños se va acercando cada vez más rápido. Y aunque nos haya pillado ya algo mayores, aún nos tocará disfrutar un poco de enormes locuras como la creación de mundos virtuales, de máquinas que fabrican cosas o de coches que se conducen solos.

Todos estos ejemplos van a suponer una transformación radical de nuestra realidad, pero los vehículos autoconducidos, además, lo van a suponer para las marcas de coches.

¿Qué es lo que define una marca de automóviles? Hoy en día lo lógico sería pensar que muchas cosas. Entre ellas, las características tecnológicas del coche, el aspecto exterior, los acabados interiores, la experiencia de conducción... Pero hay algo que destaca por encima de todo y que va a cambiar radicalmente en los próximos años: el status.

Avancemos unos años en el futuro: en un coche que se conduce sólo las primeras cosas que van a desaparecer son el volante y los pedales. También cambiará la distribución de los asientos, ya que no será necesario que nadie esté mirando hacia adelante. Los cuadros de mando van a reducirse a la mínima expresión, porque nos comunicaremos con el coche mediante nuestra propia voz. En resumen: el espacio va a ser conquistado por el pasajero. Y por todo lo que quiera hacer durante un trayecto: dormir, trabajar, entretenerse, aprender... El interior de los coches se va a convertir en poco tiempo en lo realmente diferenciador entre las marcas. El placer de conducir, que los más jóvenes ya empiezan a cuestionar, quedará obsoleto en poco tiempo, ya que un coche que se conduce solo no ofrece una experiencia precisamente excitante. Y mucho más lejos quedará el placer de ver a la gente observando el coche que llevas. Ese status que tanto tiempo ha costado construir y que cada vez importa menos, va a ser un arma de doble filo en el mundo de las marcas de automóviles.

¿Qué esperaremos del interior de un Porsche autoconducido? ¿Qué hará que un BMW siga siendo un BMW si le quitamos el placer de conducir? ¿Qué maravillas podremos esperar del interior de un Smart que se conduce solo?

¿Se van a convertir las marcas de coches en creadoras de AutoTainment? ¿Va a ser esa la lucha por la diferenciación? ¿Se va a reducir todo a la experiencia interior?

Sea como sea, lo cierto es que en poco tiempo vamos a ver cómo la industria del automóvil se transforma totalmente. Y, a decir verdad, iba ya siendo hora. Sólo hace falta echar la vista atrás y ver coches de los años 50 que no se diferencian mucho de los de ahora, al menos en la esencia.

Las marcas de automóviles van a empezar a redefinirse desde lo que no se ve. Desde lo que pasa de puertas hacia dentro. Y esa redefinición no va a ser fácil para las que hoy no tienen muy claro lo que son.