04 Feb
04Feb

renunciar cuando te piden opinión. Hoy voy a intentar pasar por encima de lo que considero más relevante en el tema que nos ocupa, que es la relación entre las marcas y los consumidores. Y para eso hay que hacer un breve balance de lo que ha sido el año que ya dejamos atrás. Porque no entenderemos el 2018 que nos viene encima sin entender primero hasta dónde nos ha llevado el 2017. Aquí va la primera parte del articulo: lo que nos ha dejado el 2017.

TECNOFAGIA

El consumidor ha adquirido más tecnología en este año que en nigún otro, y lo ha hecho de una forma absolutamente desenfrenada. Ya no sólo convivimos con smartphones y tablets, sino que estamos rodeados por dispositivos de todo tipo. Ya sea en casa, en el trabajo o en nuestro propio cuerpo, hemos asumido la presencia de muchísima tecnología que, de forma silenciosa, ha empezado a formar parte de nuesto día a día.

COMPRAR SIN MIEDO

Ya hemos perdido el miedo definitivamente a la compra online. La competitividad a la que han llegado los grandes players ha hecho caer muchos muros mentales y el consumidor medio se ha lanzado a probar como nunca eso de que te lo traigan todo a casa o al trabajo. El modelo de comercio tradicional se está transformando a pasos agigantados y los que no lo entienden están sufriendo las consecuencias. Y a todo esto, se le añade la capacidad de evitar y esquivar mensajes publicitarios, en lo que los consumidores se están convirtiendo en auténticos expertos.

COMPARTIRLO TODO

Es el propio consumidor el que está marcando las reglas del juego, y está reinventando no sólo el marco en el que se definen las actividades comerciales (las vacaciones ya no son propiedad de los hoteles) sino también la forma en la que disfrutamos de bienes y productos. En 2017 hemos sido capaces de compartir cocina, nevera, habitaciones, bicicletas, motocicletas, coches, plazas de parking, asientos de avión, tiempo,... ya no hay nada que no sea susceptible de ser compartido. Y eso lo cambia todo.

REDEFINIMOS LA PRIVACIDAD

Ya ha desaparecido el miedo a la falta de privacidad de las redes. No sólo porque las nuevas generaciones tienden a publicar todo lo que se les antoja acerca de su vida privada, sino porque (y creo que es más importante) los que no somos nativos también estamos viendo que a nadie le importa si subimos fotos de nuestros hijos o publicamos nuestra opinión política. Las redes sociales son más que nunca un medio de expresión personal que tiende a obviar lo que antes atemorizaba a tantos, que no es más que esa preciada privacidad, que ya todos hemos entendido bien y que guardamos celosamente en Whatsapp, Telegram o similares.

SI NO TE CONOZCO, NO TE CREO

El auge de las noticias fake e intencionadas ha corrido este año como la pólvora, hasta el punto de emborracharnos entre todos de ellas. Esto ha llevado inevitablemente a una resaca de descrédito hacia todo aquello que nos es un poco distante. Nos creemos más una noticia de un periódico si un amigo de confianza nos la envía, y no tanto si el propio periódico nos la cuenta por mail. Desconfiamos de productos y marcas que no tienen opiniones de consumidores para contrastar, hasta el punto de preferir un producto con centenares de opiniones buenas a otros con muy pocas opniones excelentes. Las marcas han tenido que hacer un trabajo muy intenso desde este punto de vista, y ofrecer, ahora ya sin excusas, los mejores productos posibles, exponiéndose a las opniones reales, de los que los tienen en las manos y los valoran sin complejos.

Todo esto es lo que nos ha llevado a pensar que el 2018 va a llevarnos más de una sorpresa. Al menos es lo que indican ya los primeros informes sobre tendencias. En el siguiente artículo lanzaremos los dados e intentaremos precedir de qué van a adolecer las marcas este año.