21 Nov
21Nov

Cuentan los marines que estuvieron en la Guerra de Irak durante los primeros años de nuestro siglo que en las noches del desierto habitaba una araña un tanto especial. Era un bicho bastante grande que inyectaba sigilosamente un anticoagulante y un anestésico en la piel de sus víctimas para poder comérselas poco a poco, sin que éstas ni tan solo se percataran. No era extraño levantarse por la mañana y ver que te faltaba un dedo en el pie.

Esa sensación de que se te están comiendo de forma silenciosa la deben estar teniendo algunas agencias de publicidad que ven cómo su core business, que no es mas que la construcción de marca a través de la creatividad, forma parte de los servicios de muchos otros players que, sin ser agencias, sí tienen una relación muy directa con las marcas. Consultoras, agencias de medios, productoras e institutos de investigación, todos ellos han comprendido que para fidelizar a sus clientes deben abrir el abanico de servicios que ofrecen, aunque no estén directamente relacionados con sus campos naturales de actuación. Y, por si fuera poco, han comprendido que la creatividad tiene una vida mucho más interesante cuando se aplica también a otros aspectos del negocio, como la innovación, la comunicación interna o la experiencia de usuario.

Malos tiempos para las agencias que se van a dormir tranquilas viendo las estrellas, mientras que, por la noche, pequeños intrusos se les comen trocitos del pastel. De forma silenciosa, sin molestar mucho. Como lo haría el zumbido de un mosquito.

Perder un dedo puede no parecer dramático, pero los cambios hoy se suceden muy rápido. Tanto que algunas agencias ya no tienen ni el tiempo ni la posibilidad de contar hasta diez ... nueve, ... ocho, ....